viernes, 26 de julio de 2013

EL MONTE AREO, UNA IMPORTANTE NECRÓPOLIS
MEGALÍTICA EN EL MONTE SAGRADO DE CARREÑO

En el monte Areo se encuentra la necrópolis tumular más importante de Asturias. Hace medio siglo que pudo ser ubicado allí el Aeropuerto de Asturias, pero fue desechado el lugar no por respeto a los dólmenes, sino por el hecho de aunque no padecía el problema de la niebla estaba más cerca de Gijón que de Oviedo. Dehaber hecho las cosas bien todos nos hubiéramos ahorrado mucho tiempo y dinero en gasolina en desplazamientos, pero la historia así se escribe.
A lo largo de nuestra microhistoria, todas las civilizaciones tratan de estar lo más cerca de sus dioses –los cementerios actuales suelen estar en lo más alto de los pueblos- actuando siempre de manera similar: al construir sus templos sobre las ruinas de los sagrados altares anteriores.
Tras la época de la Edad del Bronce en la que allí se levantó un campo de dólmenes de unos cinco mil años de antigüedad, quizás como recordatorio de la presencia de alguien que vino del Más Allá y después de la existencia de un importante castro defensivo, el sincretismo religioso hizo que fuesen levantadas varias ermitas que, con el paso de los siglos, le dieron el nombre de San Pablo al monte sagrado de Areo.
Un misterio se encierra en estos cuatro kilómetros de superficie en la altiplanicie del monte Areo a doscientos sesenta y cuatro metros de altitud que algunos creen artificial. El autor del Mapa de Asturias en 1868, Guillermo Schulz afirmó que algunos espacios de esta altiplanicie pudieron ser nivelados artificialmente por la mano del hombre. En el año 1909, Julio Somoza, en la Historia General de Asturias escribió que las nivelaciones que dominan la zona bien podrían haber sido realizadas para establecer campos de maniobras para los soldados de la IV Legión Macedónica.
Un ramal de la Calzada de La Mesa -que unía las tierras leonesas con la costa asturiana - pasaba por allí. En una zona del monte Areo a la que llaman la peña El Carru, aún quedan restos de esa vía romana, pero una concentración parcelaria y las pistas que por allí trazaron hicieron desaparecer muchos vestigios del pasado. También pasaba por allí un ramal de la vía marítima de Agripa, ahora llamado camino de Santiago, pero que fue la eterna vía por la que transitaron millones de peregrinos hacia el Non Plus Ultra.
En 1792 el historiador candasín Carlos Benito González de Posada en un libro manuscrito escribió que en el Monte Areo había unos 'tumbos' o 'mamulas' en medio de la llanura de esta montaña advirtiendo de que esas elevaciones del terreno eran sepulcros antiquísimos. Fue esa pauta la que siguió el tenaz Cronista Oficial de Carreño, Marino Busto –lamentablemente ignorado- para investigar toda la historia del monte Areo. Marino Busto afirmaba que el nombre de Areo venía de Iroba, que según una leyenda quería decir «tierra rica y gente boba», con lo que en roman paladino venía a decirse que la gente que allí vivía no tenía conciencia de la importancia de la historia que allí está enterrada. Eso fue hasta que en 1989 descubrió, ¡al fin!, los túmulos de un autentico campo de sepulcros prehistóricos. El misterio se había desvelado, pues no sólo era un monte sagrado por sus capillas, sino porque, mucho antes, nuestros antepasados lo habían elegido para enterrar allí a sus muertos.
Todo ello queda suficientemente demostrado en esos treinta y cinco túmulos funerarios del Neolítico repartidos por la mitad de la ladera y la cima, en dos zonas denominadas los Llanos y les Güelgues de San Pablo, lo que nos indica la grandes connotaciones sagradas en la zona desde hace varios milenios. Los análisis realizados con carbono 14 indican que la necrópolis data del tercer milenio antes de Cristo. Los restos arqueológicos más destacables son dos cámaras funerarias cuya planta es cuadrada, un dolmen de planta trapezoidal y un dolmen de corredor. Durante las investigaciones arqueológicas realizadas durante los últimos años por la Universidad de Oviedo se han encontrado interesantes restos de hachas pulimentadas, láminas de sílex, puntas de flecha y adornos de azabache y cristal de roca indicativos de los ritos funerarios que allí se desarrollaron desde los tiempos del Neolítico por distintos asentamientos humanos. La Necrópolis megalítica del Monte Areo -en el concejo de Carreño- fue catalogada en el año 1997 como Bien de Interés Cultural.




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